Por Gastón Montaño.
¡¡Son soberbios!!
Con demasiada frecuencia la arrogancia acompaña a la fuerza, y nunca debemos asumir que la justicia está en el lado de los fuertes. El uso del poder ha de estar acompañado de la elección moral. (Theodore Bikel) ¨ Con la cola entre las patas ¨ se fue, con mucho más pena que gloria, Enrique Ochoa Reza, ahora ex presidente nacional del PRI ha caído, aquel mismo que se auto liquidó con más de un millón de pesos en su salida de CFE hace apenas dos años, el que a su paso solo dejó destrucción en la casa de sus entrañas, que fue incapaz de conciliar los intereses al interior de las aun ¨ fuerzas vivas ¨ de su partido y que hacia fuera ni de cerca logro tejer los argumentos necesarios para convencer a los diferentes sectores en la ya fracasada campaña del ¨candidato Ciudadano-PRI¨ José Antonio Meade, soberbia pura fue y así se fue.
Así lo debió de sentir en su momento cada gobernante y cada servidor público que así como llegó se fue, casos se cuentan por cientos, ahí la excepción es la regla, la soberbia hace presa del ser humano, al tener este la oportunidad casi divina de servir a su pueblo, inmediatamente cambian el tono, incluso algunos en su débil e inseguro fuero interior, inician sus venganzas en plena campaña electoral al verse ungidos con el gran dedo elector, creyéndose invencibles y atreviéndose a jugar dos campañas al mismo tiempo, no solo piensan en esta, ya están jugando la próxima, sin importar lo que haya que pisotear en el camino y de las alianzas que se requieran para cumplir su cometido.
¿Quien no recuerda el ostracismo sufrido por todos los ex presidentes de México?, ex gobernadores de nuestra tierra también lo han vivido, de manera voluntaria en pocas ocasiones, respetando la máxima de que, el que se va, se calla, lo mismo pasa con los alcaldes y los servidores públicos de casi todos los niveles – y no es queja estimado lector-, estoy narrando la realidad, ¿cuantos al llegar a un honroso puesto de servicio publico dan la espalda de entrada a sus amigos? Olvidando por completo las batallas vividas en la búsqueda del triunfo. Ese pequeño ladrillo al que suben, les hace tocar el cielo donde dicen y afirman ver y habar con dios de manera directa.
Oh triste realidad y más triste aun ese momento de dejarlo todo por la fuerza, donde hasta el ultimo segundo se aferran a sus armas, cual soldado herido en la batalla, no hicieron caso pues de todos esos envidiosos (según ellos cuando el poder los sedujo) que les aconsejaban a obrar con humildad, a servir y no servirse del pueblo, atender a todos, a recordar que el tiempo es justo vengador del humillado, que la rueda, rueda, que el poder se agota y muere, SON SOBERBIOS.
