Historia de Redacción/GH •18 h
En un oscuro rincón del mundo criminal, un traficante de órganos opera en las sombras, revelando una perturbadora red de explotación y lucro a expensas de personas desfavorecidas.
En un reciente encuentro con el medio Vice, este individuo compartió detalles espeluznantes sobre su participación en el crimen organizado, que involucra el robo de riñones de personas pobres y vulnerables.
Revela que hay médicos coludidos
Este traficante de órganos trabaja junto a un equipo diverso, que incluso incluye médicos.
Vice preguntó por qué se enfoca en las personas más necesitadas, a lo que respondió que muchas de ellas buscan el sueño americano y carecen de empleo y oportunidades en sus lugares de origen.
Aprovechando esta desesperación, este individuo se comunica con estas personas, ofreciendo una solución, aunque terriblemente ilegal.
Para obtener una lista de pacientes renales en hospitales de los Estados Unidos, este traficante de órganos corrompe a personal médico.
Los clientes estadounidenses interesados en sus servicios deben enviar muestras de sangre para su evaluación.
Este comercio ilícito opera en múltiples estados de EU, incluyendo Arizona, California, Nevada y Oklahoma.
¿Cómo encuentra a los donantes?
La parte más espeluznante de su operación es cómo identifica donantes compatibles.
Recorre las calles de Mexicali en busca de migrantes sin hogar cuya sangre sea compatible con los clientes estadounidenses.
Esta actividad inhumana es un recordatorio de lo bajo que puede llegar la avaricia humana.
El tráfico de órganos y su recolección ilegal son crímenes horrendos, según expertos.
Los involucrados en esta actividad ven a las personas como meros activos financieros, sin tener en cuenta su humanidad y dignidad.
Muchas de las víctimas son engañadas o coaccionadas, con promesas falsas de que sus riñones “volverán a crecer“, una afirmación médicamente imposible.
Las cirugías ilegales son peligrosas y a menudo se llevan a cabo en condiciones de higiene deficientes, lo que pone en grave riesgo la salud de las personas. Incluso pueden resultar mortales.
Mientras tanto, los traficantes se embolsan la mayor parte del dinero, dejando solo una fracción insignificante para las personas que entregan sus órganos.
Este siniestro negocio opera en una red internacional, atravesando fronteras entre países ricos y pobres.
